Tu respiro quiere vacío
MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA
04 de Octubre de 2017
No te afanes, nada que sentir, nada que ver, ningún registro. Son tiempos en los que casi se nos obliga a almacenar.
Mantente respirando lenta y profundamente. ¿Estarás pensando o estarás meditando? ¿Estarás pensando que meditas? Y lo que se trata es, que tu pensamiento sea libre, pero no para pensar sino para meditarse. Tienes que lograr que ese lugar en donde habitan tus pensamientos, -la mente- medite. Debes llevarla a que convierta cada pensamiento en algo meditativo. ¿Cómo sería eso? Y que entienda que es parte de su libertad.
Así que respira meditando. Poco a poco empiezas a identificar que los pensamientos no los sujetas, se van, los dejas ir, que se sientan libres, que te dejen libres, que sean libres. Poco a poco van desalojando tu mente, tu mente que se respira.
Como hemos dicho, como ya sabes, hay Quien te respira.
Hay veces en que esa percepción de ti, no la conoces, te reclamas pensar, quieres pensar, quieres elaborar algún concepto alguna idea. Crees que a partir de este silencio, esa quietud, tienes que crear algo, pensar algo, y no es así. Profundiza tu respiro.
Cuando hago esto, cuando te digo alguna cosa, es porque desde ese “Quien nos respira”, se regocija del encuentro, la conexión, el sostén, la comunión.
El respiro hace el sutil esfuerzo de disuadir cada pensamiento para que se sienta libre. Libre de lo que es, ¿qué es? Y sabe que puede ser tanto: un registro, una angustia, un temor, un recelo, un desencanto, una tristeza, un desamor, un riesgo. Pero tu sutil respiro puede más, sabe más, quiere más. Quiere vacío.
¿Dónde queda el vacío? ¿Tu mente sabe eso? ¿Cómo se explica que nada ves, nada sientes, nada oyes, nada buscas y sabes estar, sabes permanecer, sabes ser ahí? ¿Necesitarías explicártelo? ¿Para qué? Y es cuando tu mente cede. Ni te pide ni te exige, te libera, te entrega su vacío. ¿Sabes para qué? Y es que lo estás recuperando, célula por célula, lo estás recuperando.
No te afanes, nada que sentir, nada que ver, ningún registro.Son tiempos en los que casi se nos obliga a almacenar. Demasiado contacto, demasiado intercambio, muestras de todo, profusión de imágenes por doquier y almacenas. Si no estás demasiado consciente, te intervienen, buscan permanecer en ti. Discrimina, elige, decide, rescata, recupera, rescátate, recupérate en tu propio vacío. Respira para vaciarte.
Juntos los vacíos ¿dónde queda el espacio? Juntos los espacios ¿cuál es el tiempo? Juntos en este tiempo ¿quién siente miedo? Resguarda estos vacíos en ti. Respira en la condición que tu libertad te permita. Internaliza el logro, celebra tu avance y por sobre todo, disfrútate.
Respira profundo, atendiéndote, sintiéndote nuevamente, poco a poco.
Aquí es necesario sentir y puedes decidir qué quieres sentir. ¿Cómo te ajustas a todos estos programas? ¿Cuáles tomas, cuáles dejas? Imprégnate bien de esta forma tuya conocida: el vacío que te habita, el vacío en que habitas.
Reconoce tu sistema, memoriza tu lenguaje -el que uses- y sigue la vida y haz que la vida te siga. Hay que seguir.
Respira profundo, recuerda tu cuerpo, tómalo de nuevo y permite que te tome, que te cubra y te recubra y bendice tu Ser.
Somos benditos ¿Benditos por quién? Tú te haces bendito. Respira y proyéctate aquí. Eres tu proyecto bendito.
Respira.
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