Titiksha desde lo inmemorial
Resiliencia para los nuevos tiempos
Septiembre 2017
En medio de nuestros encuentros recientes empezó a rondar la palabra resiliencia, ni demasiado conocida ni tampoco usada por nosotros. Aunque entiendo que desde hace menos de una década se ha popularizado con furor en medio de ambientes de autoayuda.
Por nuestra lado siento que se generó espontáneamente, como una guía más, una manera de hacernos sentir lo que significa y lo cómo la hemos sabido contener siempre. Y basta ver las resultantes que ganamos tras cada episodio de aparente tensión.
Resiliencia se incorpora al Diccionario de la Real Academia de la Lengua en su 23ª edición, a la par de vocablos como: amigovio, feminicidio, papichulo, precuela y tunear. ¡Vaya vecindades las que nos ganamos por nuestras galimatías! Cada palabra es meticulosa revisada por decanos de las letras ante lo impuesto animosamente por el comportamiento humano. De machacarlas, nacen, invaden y se imponen, se dan al uso común.
Así el mayor y más notable invento humano, nuestro diseño de comunicación sea un idioma, lengua o dialecto, nos permite interactuar. El instrumento lingüístico es motorizado por los estados cognitivos de nuestra mente, en la que se da la elaboración mecánica y sistemática de los códigos que nos permiten comunicarnos hasta con nosotros mismos, porque es nuestro verbo quien nos dice. Todo se nombra, se define, se cataloga, se figura y configura, se forma y se deforma. Se entiende, explica e interpreta y así…
Esta palabra, Resiliencia, que al decir contemporáneo es nueva pero no lo es. Es tan sólo ahora cuando se usa para traducir un valor humano que ya se ha venido experimentado, viviendo y asimilando desde otrora. A decir es la “capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Es un término que originalmente proviene del campo de la física, describiendo la capacidad de un material para absorber y almacenar energía antes de deformarse.” La toma entonces la psicología para explicar los calamitosos enjambres humanos que existen y asimilarla dentro de nuestro “aliento humano”.
La Resiliencia, convertida en una suerte de panacea dentro de los ambientes del New Age, se ofrece como un descubrimiento de la sensibilidad de estos tiempos. Siendo simplemente una recreación de las vías primordiales de la evolución de la conciencia.
Existe un término similar en sánscrito: तितिक्षा (Titiksha o titikṣā) que traduce como “ansias de salir” y se relaciona con la tolerancia de una persona ante lo que lo castiga o abate. Se trata de resistir, sin aflicciones, ansiedad o lamento. En pocas palabras, sin asomo de victimización o desasosiego, o sobre culpabilidad o remordimiento.
No se trata de imperturbabilidad o inmutabilidad, más bien, visto desde la filosofía Vedanta, es el sobrellevar con indiferencia todos los opuestos, tales como el placer y el dolor, calor y frío, etc. Es una de las seis cualidades que comienzan con Sama, la capacidad de controlar la mente (Manas) y llevarla a un estado de calma más allá de los sentidos y su dinámica.
Titiksha no te hace apático o sordo ante lo que te acontece, sólo te permite colocar la mente en un espacio de no aflicción y mantener los impulsos de apego o rechazo bajo control. La vía para alcanzar Titiksha comienza con observar la respiración y orientar los sentidos al interno (Pratyahara), de allí emergerá la Meditación (Dhyana), que conducirá hacia la trascendencia de Prakriti (la Matriz creadora) que es de naturaleza dual. De allí surgirá Titiksha (la liberación de la dualidad).
Así explicó Satya Sai Baba lo que Titiksha es : “Si los sentidos se mantienen en sus lugares, no hay razón para temer. Sólo cuando comienzan a tomar contacto con los objetos que les rodean, se producen las distracciones gemelas llamadas alegría y dolor.
Cuando oyes a alguien que te difama, experimentas ira y dolor; pero tal agitación no existe si las palabras no caen en tus oídos. La atracción de los sentidos hacia los objetos es la causa del dolor y de su opuesto, la alegría.
En tanto el mundo exista, no se puede evitar el contacto sentido-objeto. De la misma manera, mientras soportemos la carga de los nacimientos previos, no podemos escapar del complejo alegría-dolor.
Pero, ¿de qué sirve esperar a que las olas se silencien antes de que entren al mar para darse un baño? El sabio aprende el truco de evitar los golpes de las aguas que llegan impetuosas, y el arrastre de las olas que retroceden. Ponte la armadura de la fortaleza (Titiksha) y desafía los golpes de la buena y la mala fortuna. Titiksha significa ecuanimidad frente a los opuestos, es decir, soportar con coraje la dualidad.”
Titiksha no te hace apático o sordo ante lo que te acontece, sólo te permite colocar la mente en un espacio de no aflicción y mantener los impulsos de apego o rechazo bajo control. La vía para alcanzar este estado comienza con observar la respiración y orientar los sentidos al interno (Pratyahara), de allí emergerá la Meditación (Dhyana), que conducirá hacia la trascendencia de Prakriti (la matriz creadora) que es de naturaleza dual. De allí surgirá Titiksha (la liberación ade la dualidad).a
Entre los escritos de Satya Sai Baba encontramos esto:
“Si los sentidos se mantienen en sus lugares, no hay razón para temer. Sólo cuando comienzan a tomar contacto con los objetos que les rodean, se producen las distracciones gemelas llamadas alegría y dolor. Cuando oyes a alguien que te difama, experimentas ira y dolor; pero tal agitación no existe si las palabras no caen en tus oídos. La atracción de los sentidos hacia los objetos es la causa del dolor y de su opuesto, la alegría. En tanto el mundo exista, no se puede evitar el contacto sentido-objeto. De la misma manera, mientras soportemos la carga de los nacimientos previos, no podemos escapar del complejo alegría-dolor. Pero, ¿de qué sirve esperar a que las olas se silencien antes de que entren al mar para darse un baño? El sabio aprende el truco de evitar los golpes de las aguas que llegan impetuosas, y el arrastre de las olas que retroceden. Ponte la armadura de la fortaleza (Titiksha) y desafía los golpes de la buena y la mala fortuna. Titiksha significa
ecuanimidad frente a los opuestos, es decir, soportar con coraje la dualidad.”
Así explicó Satya Sai Baba lo que Titiksha es : “Si los sentidos se mantienen en sus lugares, no hay razón para temer.
Sólo cuando comienzan a tomar contacto con los objetos que les rodean, se producen las distracciones gemelas llamadas alegría y dolor.
Cuando oyes a alguien que te difama, experimentas ira y dolor; pero tal agitación no existe si las palabras no caen en tus oídos. La atracción de los sentidos hacia los objetos es la causa del dolor y de su opuesto, la alegría.
En tanto el mundo exista, no se puede evitar el contacto sentido-objeto. De la misma manera, mientras soportemos la carga de los nacimientos previos, no podemos escapar del complejo alegría-dolor. Pero, ¿de qué sirve esperar a que las olas se silencien antes de que entren al mar para darse un baño?
El sabio aprende el truco de evitar los golpes de las aguas que llegan impetuosas, y el arrastre de las olas que retroceden.
Ponte la armadura de la fortaleza (Titiksha) y desafía los golpes de la buena y la mala fortuna. Titiksha significa ecuanimidad frente a los opuestos, es decir, soportar con coraje la dualidad.”
Es así que la milenaria noción de Titiksha se ha pretendido transmutar a la Resiliencia del presente, acercando, probablemente, a muchos seres a una cualidad superior de la Conciencia. Sin embargo, no sólo en las Tradiciones Orientales podemos encontrar esta capacidad de resistir los embates de la dualidad del mundo. En la Tradición Occidental, fundamentada en la Qábala, la cualidad de soportar los duros y probatorios acometidas de los opuestos y permanecer firme en el interno es conocida como Templanza, término que proviene de la forja de los metales, en la cual pasan del fuego incandescente al frío del agua de forma constante, logrando así una cualidad de resistencia superior. Templarse es entonces, alcanzar Titiksha y es, finalmente y no tan novedosamente, poseer la cualidad de la Resiliencia.
Ahora, a partir de esta enseñanza, valiosa, pero jamás mayor que la experimentada, queda entronizar. Y por supuesto, queda el juego. Si no, ¿Cómo remontar los escollos del ser que somos?
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