hola
Gurú Sin Estuche
1 septiembre 2017
Comienza el mes que me hace sentir más viva y acepto, porque lo elegí para nacer, considerando que fui concebida nueve meses antes, Navidad mediante, y es diciembre un mes de regalos y compromisos propios por lo inminente del cierre de ciclo anual. No sé si mi presencia fue un regalo para mis padres, imagino que sí, pero para mí la vida lo fue. Así lo siento hoy. Es un regalo vivir. Por eso inicio estos escritos comenzando el mes, mi mes. Me hago este regalo de retomar la escritura de mis caminos internos. Igual los brindo, quizá para algunos sea un regalo también.
Se trató de un arrebato de conciencia. Ocurrió hace poco en Montevideo, al estar frente a más de trescientas personas, sin asumir -todavía hoy- un rol de gurú, me despegué espacialmente de aquel lugar para internarme en lo más profundo de mí. Allí se gestó esto que narro a continuación:
Aquel día no tenía ganas de sentirme nada ni nadie, nunca en realidad, siempre es así -lo confieso- pero los giros que desde hace casi veinte años me revolcaron la vida me han llevado a (re)(pre)sentarme distinta. Sí, habitarme en esta vida mía como gurú.
Me dije y les dije entonces, una vez creada la expectativa sobre mi presencia:
“No sé bien lo que soy y hago aquí. Les confieso que me siento como una muñequita de trapo, flexible, informal, desmaquillada, sencillamente trajeada…
Soy eso para algunas personas, se hacen de una foto de mí y me enseñan a la gente, otros le hablan a mi imagen, me besan, me piden cosas, me colocan en sus altares, me prendan velas. Otros me sostienen como muñequita de trapo, ese juguete que han encontrado y de alguna manera quieren mostrarme, compartirme y me colocan así, como hoy, sentada frente a ustedes. Hay quien me coloca bajo su brazo y me traslada, o me abraza y me lleva a su regazo, me susurra, me asfixia, me pisa, hay quien me clava alfileres, en fin, de todo.
Y sí, puede que así me sientan, pero el asunto es que “ésta muñequita” vino sin estuche, sin empaque, sin caja, pues. Es decir, por ninguna parte asoma el material o la sustancia de la que estoy hecha, mucho menos indicaciones o contraindicaciones de cómo usarme o tratarme, tampoco advertencia ninguna sobre lo que realmente soy.
Y no se trata de que sea un producto genérico, de marca desconocida, o de segunda mano. Vine sin empaque porque así lo elegí, no tengo ni contengo ingrediente alguno para ser consumida masivamente, ni colorante ni edulcorante artificiales, así como tampoco código de barra para ser comercializada y menos antecedida por una campaña para ser expuesta al público en estos tiempos de descreimiento y confusión.
Sentí que me habían corrido lágrimas, que me reí por momentos, que cerré los ojos para no ver a nadie, que los abrí y miraba sin parpadeo, que las luces me cegaban, que había rostros deslumbrantes.
Al terminar hubo un silencio inmenso. No sabía ni esperaba ninguna reacción, pero la hubo. Ante mi confesión la gente ni se inmutó, ni siquiera el grupo de SKY Uruguay, que había organizado el encuentro. Como relámpagos empezaron algunos flashes buscando registrar el momento, siguieron unos aplausos que parecían truenos y nos volcamos en risas y expresiones casi indescriptibles.
Seguí en mi íntima confidencia de no estar cómoda con aquello de fungir como una “maestra” o algo parecido, además de saber ahí, ese día que no traje estuche alguno porque lo que menos soy es “un peluche”. Todo menos eso. Siempre tuve mi carácter… por decir lo menos.
Esto continuará…
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