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Que no te alcancen tus sombras

MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA

23 de Agosto de 2017

Asiéntate, aquiétate, libera cualquier tensión y mantente ahí, sabiendo bien, que te esperabas. Te esperabas en este momento, en este espacio, en este tu tiempo, en este tu ser.
Así que respira serenamente, con toda tu libertad, con toda tu entrega, y tus ganas de ser. Permite que los sonidos te lleven hasta ti. Haz como si entraran hasta ti.
Pide, clama, por tu asistencia. Y estaría bien, ante tu disposición. ¿A quién llamarías? ¿Se te ocurre alguien? ¿Cuentas con alguien? ¿Confías en alguien? Pero principalmente, llámate a ti, confía en ti.
Respira tu quietud, tu valor, tu entendimiento, tu entrega, tu voluntad, tu fuerza, tu capacidad, tu amor.
Todavía se siente como una ensombrecida estela. Algún remanente de todo lo oculto. Tendrías que notarlo, detectarlo, advertirlo y evitarlo. La gente podría decir, “cuestiones del espacio”. EI asunto sería ¿por qué en este tiempo? Tu tiempo, nuestro tiempo, el no-tiempo
Y es que existen prisiones -ni te imaginas-, que responden a nuestras condenas. Entiende bien, vendrían siendo causas que te aprisionan. Momentos fueron de algún tiempo, tu mismo tiempo, y estuviste ahí, siendo igualmente tú, tan tú como hoy. Tensiones que vuelven.
Te pregunto ¿te dejarías aprisionar hoy? ¿Lo permitirías, te lo permitirías? Y te toca decir, te corresponde decir: nunca más, nunca más, nunca más.
Cuando nos eclipsan, es como si el tiempo que no es, vuelve.
¿Volverías? ¿Cierto que no? Quien se atiende, todo el tiempo busca disolver.
Respira y muestra cordura, muestra locura, muestra vida. Que no te alcancen tus sombras. Ya no eres eso, ya no quieres eso. Disueltas están.
De 9 en 9, así van armándose los ciclos eternos.
Mírate profundamente, mira tu infinito. Ni luz ni sombra. Nada.
Todo se ha acelerado. Atrapa -por lo menos- un instante de tu vacío. Lo que hacemos son efímeras presencias, efímeras proyecciones.
Porque hay sombras que se han extendido. Mira como han sido capaces. Mira como han pretendido oscurecernos, no siendo posible.
Hay un punto en la luz en el que no existe sombra. Y en ninguna sombra hay luz.
Ubícate, sostente, manténte, anhela, clama, y vuelve a decir: nunca más, nunca más, nunca más.
Atiendo con cuido el espacio-tiempo en el que se ubica mi luz. Eso soy. Existo dentro del orden perfecto. Manifiesto en luz. No existe ya nada ni nadie que me haga volver a lo que alguna vez fui, nunca más. Experimento cada ciclo con entendimiento y amor.
Respiro consciente. Respiro aceptando mi presente, aquí y ahora.
Respiro sabiendo por qué existo, por qué elegí vivir y establecerme hoy aquí.
Soy lo que sé. Sé lo que soy.

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