Son muchos los que aún siguen preguntando acerca de todos estos vientos apocalípticos que van y vienen, bamboleando a su antojo las predicciones fundamentadas en todo tipo de creencias.

Se han dado fechas, señales, premoniciones y profecías que se han ido restando, algunas acontecidas y otras ¿pospuestas? ante nuestros ojos tras hechos que ya no confunden. Se precipitan con la fuerza suficiente para explicar por si mismos las leyes dispuestas: causa y efecto, acción y reacción sólo para que entendamos, lo que hemos creado, así como para hacernos responsables de todo cuanto generamos como individuos, colectivos, especie, raza.

Por nuestra parte, hemos compartido lo que nos han asomado los Maestros de Los Cambios Planetarios, en la que acercamos nuestra postura y percepción, en la justa medida, alejados como estamos de sentimientos fundamentalistas y mucho menos fatalistas.

Con escaso pesar trato de atajar todas las dudas, recurrentes preguntas y hasta esas contradicciones que se cruzan entre la férrea voluntad y que hemos sostenido de creer y de lo que tan salvajemente nos toca como temor “público y privado”.

¿Quién duda de que hay que prepararse y de lo que estamos haciendo? ¿Quién cree no estar respondiendo en la medida que se lo ha propuesto? Y sea cual sea nuestra respuesta, siempre estaremos a tiempo de revisarnos y, por supuesto, de tener la certeza de que el episodio gestado a partir de nosotros es de Luz y de encuentro.

Pese a que se cree que todo está dicho, los únicos que tenemos la última palabra, la última acción y la última respuesta somos nosotros, cada uno de nosotros tiene en la resultante que hoy, precisamente hoy somos y más importante en la que seremos.