Revisa tu postura,
recorre tu cuerpo y prepáralo.

Resuelve cualquier tensión física y mental, respirando.
Inmovilízate, proponte eso.

Una suerte de sutil rigor, confiando en que puedes.
Enfoca tu mirada a tu interior.

 Con la respiración, regula tus pensamientos hasta disolverlos.
Haz que pasen, uno tras otro, sin detenerse en ti.
Colócate en ti, en lo que hasta hoy sabes eres.

Respira libre, sintiendo tu respiración, sólo eso, hasta que se pierda en ti.
Hasta que se pierda para encontrarte, si es lo que quieres.

Entregada alma, respira.
Tan sutil e imperceptiblemente, que ni lo sientas ahora.
Que tu respiro te sienta y ya tú no sientas tu respiro.

¿Has encontrado algo?
¿Te has ido encontrando?
¿Dónde estás, dónde has estado?
¿Te has retomado o te has abandonado?
¿Qué pudieras reencontrar? Sería tanto…
¿Qué podrías abandonar? Y también sería tanto…
Sostente en el encuentro.

Y sí, ya sé.
Es tanto que no sabrías qué retomar.
Y si lo intentas, si te atreves a seleccionar con discernimiento, capacidad,
entendimiento, todo lo que sientes es en ti.

Y si todo ese abandono, así mismo debió ocurrir,
tan sólo para que te supieras retomar, valorando lo que realmente eres.

¿Dónde estás, dónde has estado, dónde te encuentras hoy?
¿Te encuentras, encuentras, entras en ti?
Si crees que no has encontrado, dime
¿qué es esto, qué haces, dónde estás?

Si me preguntas, te digo: nos hemos mantenido sujetos
a formas conscientes dentro de toda esta naturaleza humana.
Configurando circuitos etéricos que reestructuran la realidad invisible,
de la que tan inconscientemente nos hemos alejado.
Aduciendo tensiones que fuimos creando para perpetuar
lo que entendimos fue la separación.

Por eso te pregunto
¿dónde estás, dónde has estado?
Lo que realmente debería preguntarte es
¿dónde quieres estar?
¿Siendo en quién, siendo qué, estando en dónde?
Si no hay nada. Sigue pues, sigue.

Empieza a sentir tu respiro, porque ya él te sintió.
Retoma ese respiro para que sepas bien dónde estás,
para que sepas también dónde has estado,
dónde estuviste. Y siempre ha sido en ti.

Mataji Shaktiananda