Cada vez iremos entendiendo más -que no comprendiendo-,
mucho menos aceptando y tampoco propiciando.
Se trata más bien de negar, desintegrar, extinguir.

Ahora bien, eso que ni te angustie ni te preocupe.
Es como si los sistemas se movilizaran, se mudaran también.
Mira lo que ocurre, creamos sistemas con sus circuitos y nos los instalamos.
Y es cuando se establece una conexión,
que activas o desactivas, a razón, en función de tu necesidad.

¿Necesidad de qué? dirás. De lo que crees es Ser –si es que crees-
De allí que cada momento humano, cada quantum, sea tan preciso, aunque no lo percibas.
Dirás también ¿quién lo percibe entonces?
La Conciencia, con su sistema. Y lo que tú has creído de eso,
y la forma en que has entendido, has aceptado y has propiciado en ti, que todo eso sea.

Y dirás ¿para qué, si ha de extinguirse? Déjale toda esa duda al hombre común.
Al aferrado, al apegado, al que no se ha correspondido, al que no cree.
Dirás también ¿hay que creer?
¿Debo o puedo creer en lo que una Conciencia es? ¿Para qué?
Y es cuando todo tu Ser, configurado como está, activo como es,
te muestra lo que la partícula de un sistema es.
Y lo que hemos logrado: reconocernos los unos a los otros, experimentarnos,
y finalmente, saber que hemos aprendido a amarnos.

¿Será que crees? ¿Será que sientes?
Todo eso inexplicable que ya no es tabú ni misterio, ni falso misticismo.
¿Será que has llegado ahí? ¿Será que te has alcanzado?
Siendo eso: partícula de un sistema, creado por ti.
Almas humanas, permítanse latir y activar el Sistema Divino, del hombre que cree.