¿Qué te has propuesto? ¿Te has propuesto algo?
¿Conociéndote o desconociéndote? Porque si es lo segundo, no te propongas nada.
Tan solo ponte ahí, tal y como sientes que eres.
Porque no valdría esfuerzo alguno que te propusieras algo sin conocerte realmente.

Pasa aquí, que algunos creen que valen para este propósito.
Se proponen sin saber a ciencia cierta quienes son.
Me dirás: ¿y es que acaso no se parte del propósito de auto-conocerse?
Sí. Pero, desde alguna parte, deberías conocerte ya, mínimamente, valientemente.

¿Crees que siempre ha habido un único propósito, o por el contrario,
ha ido cambiando a razón de las circunstancias que nosotros mismos hemos creado?
Piensa bien, remóntate, recuerda, indaga tu principio. ¿Cierto que ha debido cambiar?
Porque antes, cuando no se habían diversificado tanto los propósitos, El Propósito… ¿qué?
¿Qué teníamos que hacer, quienes tendríamos que ser?

Y todo ha ido cambiando. Y el propósito, en cierta forma, se reforzó, se refuerza cada vez más.
Y cada vez menos, menos saben, lo que el propósito es.
Tienes que hacerte esa pregunta fundamental, es imperioso.
Considerar qué tanto te conoces hoy.
Y si en verdad eres capaz de sostener el Propósito Mayor, porque existe, porque Es.
El Invariable, el Único.
Y vale que te respondas firmemente, conscientemente. Pronto.