Somos tal manifiesto, y ya sé que lo sabes, y que si en cierta forma se te dificulta hacer la ejecución, es porque existen razones que desconoces, sobre todo de ti. Y por eso es que no ocultamos empeño en lo que ya sabemos es la manera consciente de saber y poder correspondernos: y es conociéndote.

Y te habrás preguntado una y mil veces:
¿de qué forma puedo hacerlo?

Y si fuera que no existieran referentes… ¡Tantos! ¡Tantísimos! Y no es ni siquiera para que te compares, en lo absoluto. Es para que analices, percibas y te des la oportunidad de saberte en ti, de saber de ti. Si no existieran los otros, ¿cómo supieras de ti? Y para muchos, son muy pocos los otros.

Existe ese mecanismo de auto-centrarse que imposibilita, inhabilita, de que puedas -y te diré una palabra fácil- crecer. Tan fácil es, que pasa, ocurre, sin que siquiera te lo propongas. Crecemos así, con esa espontaneidad, y la mayoría se conforma con solamente crecer visiblemente.

Pregúntate:
¿crees que podrías evitar crecer?
¿Descubrirías alguna forma de atrofiarte?

Es inevitable, vas paulatinamente mirándote y sintiendo esa naturaleza fecundamente natural. ¿Y por dentro? ¿Y lo que no se ve? ¿Y lo que se precipita sin que aparentemente lo hayas pedido o permitido? Ocurre y, ante tu propio desconocimiento, no asimilas como parte de ese otro crecimiento.