NO NOS DEJAREMOS VENCER POR EL TEMOR
22 de Agosto de 2014
en este espacio, habíamos dado, habíamos creído, habíamos confiado en algo, en alguna cosa que nos proyectaba,
que nos quería hacer ver, ver eso que somos, lo que hoy ves en ti , en cualquiera.
En medio de las sustancias, las palpitaciones, las configuraciones, éstas que somos, y entiendelo bien:
este ADN; en el que hubo algunos manifiestos dispuestos a asegurarse unas formas del Ser,
que podrían haberse ajustado a lo más cercano que el mismo hombre quiso fuera el Dios.
Pero se le extendió un poderío, un vasto poderío, y hay quienes nos hemos rezagado y de allí que veas que existen algunas formas de consciencia que no son –y digamos un eufemismo- demasiado actualizadas, sino más bien extemporáneas. Hay quienes las verán tribales, ancestrales, antiguas. Y los que más, caducas, inútiles. Y los que más también, asentirán con su ignorancia y las desconocerán.
Conformarse con ser hombre al saber que para ser Dios tenía que vencerse a sí mismo.
Y sabiendo bien que no era tarea fácil, se ocupó más de enaltecer y dignificarse como Hombre, sin saber sentir al Dios.
Al no saber experimentar ese sentido hacia el Dios, lo negó, ¿a través de qué? Principalmente, de sus mismos sentidos.
Paradojico, ¿no?
cuando intentamos creer sin saber qué o en quién, ni por qué, ni para qué,
es cuando la necesidad de rescatarse ante todo esto, de apelar forzando a la Memoria Divina,
cuando también se da un aferramiento a lo que alguna vez fue sagrado; a esta necesidad también de juntarse,
compartir la experiencia de creer, de ser capaces de juntar las manos, de invocar,
de sentir un ritual y saber que comunica. Es allí cuando se sabe que la Gracia existe,
que no nos dejaremos vencer por el temor, que finalmente deshabitar, desalojar estos planos,
que cada vez van a filtrar más el falso poder, es la tarea, es el compromiso.
Que ya no es la lucha, es la fuerza íntima que cada Hombre se hizo en Dios y Dios se hizo en ellos.
¿Cómo decírselos? si se consumieron en los conductos.
Piensa, piensa lo cercano o lo lejano que estás de ti,
de aquí y del sublime aliento, de lo único que es, lo único.
Mataji Shaktiananda
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