UNA MUESTRA INFINITA
DEL AMOR DIVINO
UNA MUESTRA INFINITA
DEL AMOR DIVINO
Ya me viste.
Me has mirado.
Me estás observando.
Observemos.
Si lo haces conmigo, yo lo hago contigo.
Sigamos respirando.
Y, aunque no lo creas, es una forma de observar.
Y pasas de eso a sentir.
Entonces, vamos a sentirnos.
Mira que salí, que me fui un rato.
Y cuando lo hago, voy a buscar, a buscarme.
Siempre con las ganas de encontrar, de encontrarme.
Vayas donde vayas, hagas lo que hagas, es así:
siempre hay algo que buscas, y algo encuentras.
Dicen los Maestros que lo que me sostiene son estos soliloquios,
esta conversación íntima que me atrevo a decirla en voz alta,
frente a ti, sin importarme siquiera si me entiendes o lo que pienses.
Y si lo sientes bien -y me escuchas-, está bien.
Y si lo sientes mal -y me juzgas, juzgándote-, capaz que me repruebas.
Pero te confieso:
me siento bien, me he sentido bien siendo así,
hablándote así, sintiendo así.
Hoy tengo ganas de contarte cosas,
lo que encontré esta vez, lo que creí haber perdido.
A veces buscamos porque creemos haber perdido algo. ¿No te pasa?
Entonces me fui a buscarme, a encontrar lo que creí perder de mí y volví a encontrarme.
Dicen los Maestros que usaron un ardid,
armaron una estrategia, convinieron, arreglaron, dispusieron.
Y me fui hasta el lugar, al espacio en el que el tiempo siempre es y tiene nombre.
Y me pregunté:
¿Qué es lo que Es? ¿Qué soy ahí? ¿Qué siento?
Y es como si hubiese vuelto a ser lo que soy,
lo que siempre he sido y lo que seré:
Una muestra infinita del Amor Divino.
Y a lo mejor no te suena algo simple.
A lo mejor piensas que no es una historia para ti. Lo es.
Cada ser que habita este planeta
ha estado en ese espacio alguna vez.
Y pueda que te sorprenda la revelación.
Y si quieres, créela o no.
Existen puntos en este planeta a los que debemos ir,
en los que hemos estado tratando de Ser.
No te lo nombro, porque es eso: un nombre.
De haber estado tantas veces ahí es por lo que hoy estoy aquí.
Adiviné el juego: no es necesario permanecer en lugar alguno para poder Ser.
Es fascinante, como lo son todos estos intentos humanos de rozar lo Divino,
y convertir todo lo real en místico.
Nos hemos aferrado a ese misticismo, y te confieso: encanta.
Entonces, te cuento:
He venido encantada, nuevamente, de mí.
Y si lo tomas bien, también de ti.
Y no te voy a fastidiar diciéndote que hay algo que quiero enseñarte.
Ve, mira, observa.
Es la mejor forma de aprender.
Por lo que entonces no pretendo enseñarte nada.
Estoy aquí como tú.
Y si algo nos diferencia es que ya me encontré.
Ya me conozco,
Ya me amo,
Ya me siento,
Ya Soy.
Y cualquier antojo de mi Ser es posible.
¿Y adivina qué?
Solo tengo uno: Amar todo…
Así que eres mi antojo.
Espero no te moleste.
Permíteme amarte como a mí, siempre.
Om Namaha Shivaya
Mataji Shaktiananda
14 de marzo de 2014
Escuela Valores Divinos | © 2022
0 comentarios