¿Qué quisieras que te dijera hoy?
Quieres que sigamos indagando sobre todos estos silogismos humanos, que te hable de lo bueno, de lo malo, de lo oscuro, de la Luz, del milagro, del fracaso, de la Verdad, de la mentira, de los juicios, los valores, de quién eres, de quién soy, de qué hacemos, de dónde estamos, de dónde venimos, a dónde vamos, si hay misterio o no.
Dime, de verdad, si ya no se te ha generado un cierto cansancio, una sensación inusual, que te ha asaltado día a día. Y que, desde lo que eres, regulas, estabilizas y, no pocas veces, recuperas un entusiasmo, una Fe, una confianza.
Porque quien te diga que está plenamente satisfecho con todo esto, en cierta forma se miente.

¿No te parece? ¿Podrás aceptar que nos hemos equivocado?
Que hemos estado perdiendo el equilibrio de la propia naturaleza humana.
Que nos hemos arrepentido poco.
Que, desde alguna parte, se insiste en defenestrar lo que el Principio Es.
Y hay quien solo tolera la teoría y así vive, sin darse cuenta que en todo esto existe un sentido práctico más real.
Que hemos convertido nuestras mentes, receptáculos seguro de todo lo creado por nosotros,
para que en cierta forma evite hacer contacto con lo sustancial, lo inmaterial.
Hemos masificado -desde nuestro consciente más refinado,
más agudo- formas, constantes, costumbres que ya deberían estar incomodándote.
Entonces, ante tantas preguntas que diariamente te formulas,
solo sé una respuesta. Sé una respuesta.
Lleva a tu mente a que solo sea una respuesta.
Desprográmate. Mira fijamente cada cosa.
Considera cualquier opinión, cualquier intervención, cualquier mandato.
Resiste.
Y saca de ti esa respuesta pura, no importa que no coincida con el resto.
¿Cuántos has visto y sentido como tú?
Es cuestión de atreverse.
Ya estamos preparados.
Ya hemos vivido lo suficiente y, aunque queremos vivir, sabemos que la vida no es esto,
no puede ser esto, no debería ser esto.
Y es ahí cuando no nos equivocamos.
No te equivoques.
Hay más.