DUYT. DIARIO URGENTE Y TARDÍO. DÍA 6.
22 de abril de 2016
Día 6.
Bien querido diario:
No quiero comenzar ni un día hablando de ayer, claro que no, por lo que traslado mi sueño de anoche a hoy cuando lo recuerdo: círculo cantando, Russill Paul señalando el cielo diciendo “holi, holi, holi” mientras cae una lluvia de colores sobre nuestras ropas blancas, coloreándolas. Me hace recordar otro recuerdo porque creo que mi sustancia onírica se entremezcló con lo evocado en la duermevela: Prince bajo lluvia lumínica púrpura cantando su Nothing Compares 2 U (prestada a Sinéad) mientras hacía el amor explícito con el piano, Rock in Rio. Enloquecí. Fue en enero de 1991, siete meses más tarde mi vida cambiaria para siempre y nada ni nadie sería lo mismo. Nada comparado con nadie, ni conmigo misma, ni con Prince. Menos hoy.
Quiero recordar a Prince, nítidamente púrpura, como él, como la luz que iluminaba su camerino y las doscientas toallas que exigió entonces, como parte de sus excentricidades, palabra que justa o injustamente etiqueta a todo lo que se sale de formulismos conocidos. Un excéntrico que terminó como quiso y cantó igual, sin disquera ni frenos, ante un público tan reservado como él mismo. Un ser tan libre que se definió en un signo.
Se fue. Se suma a los “ídolos” idos. Nada de qué apenarse. Lo vivido, lo conocido, lo sentido debe celebrarse hasta que dure y ya y más. Incluso cuando la muerte sorprende. Aprendí a celebrar hasta la muerte cuando la viví y creí sufrirla. En tanto no seamos capaces de esto seguiremos malnaciendo, malpariéndonos, malqueriéndonos, infelices y malditos. Punto. No aplico. Celebro todo a partir de aquel año. Todo, todos los días. Cuando se experimenta tanto la vida hasta a la muerte se le pierde el miedo. En eso deberíamos andar.
Ayer, sí, ayer llegué. Mientras aterrizaba me propuse experimentar qué significa pisar cada tierra, sabiendo que siempre es la misma. Cuando pisé Ecuador temblé. Me conmoví. Y sé que esta tierra sigue así, movida, sentida, susceptible a sus tensiones telúricas. Drama aparte. Duro.
Mientras se vuela, el espacio se abre a las aventuras, aunque el piloto tenga su ruta trazada y su automático a millón. Uno se atraviesa en tantas travesías. Hasta imaginar que el avión se cae y todo se acaba ahí. Todo acaba en la tierra, hecho polvo, pedazos, añicos, escombros, cenizas. Drama aparte.
Saber que vamos a aterrizar en los mismos lugares, la misma tierra, el mismo mundo, corta un poco. Ahí en Gaia, Urantia, Ila, Planeta Azul, Pachamama, a quien hoy se le celebra su día, efeméride creada, el diíta que se le apartó. Bueno y no vale el lugar común…qué si es todos los días, como el de la madre, el padre, el niño, el cáncer, el árbol, la hamburguesa, la arepa…vaya! Y la celebramos como vamos. Habitándola, respirándola, pisándola, recorriéndola, sembrándola, amándola, cuidándola, fotografiándola, quemándola, fumándonosla, así como se vive, como se es, sin más.
Y eso, la gente va y viene. Se mece y se estremece. Cambia de género, de país, de piel, de actitud, de bando, de estrategia, de amigos, de pareja, todo en una misma vida y en la misma tierra. Se (te) desconcierta, se (te) concierta y se (te) va y se (te) viene, así vamos. Vuelta y revuelta a la Tierra. Mayor celebración.
Lo que si, es que estamos atrapados aquí, lo siento, lo digo y también que la libertad es una ilusión ganada, es decir, se concreta adentro, al entender la vida como la muerte. Libertad de pensar, de creer, de parar, de avanzar, de sentir, de tomar, de abandonar, de vivir, de morir. Pero ¿quién la ejerce sin apresar al otro en sus vacíos y temores? Hoy me siento libre de expresar esto. Diario amado eres lo más! Me has permitido hoy ser libre aquí. Pillo esos nanosegundos en que se puede. El día del concierto de Prince lo fui…tanto como hoy. Celebro y agradezco. La vida es una flor!
Om Namaha Shivaya
Mataji Shaktiananda
0 comentarios