NO HAY NADA QUE ENTENDER
9 de Agosto de 2013
Desde el supuesto que no entiendas,
¿Qué esperas?
¿Es que acaso pretendes también saber?
Y permíteme que te explique algo:
el hecho de que crees no entender no implica que no sepas.
Tan sólo crees que no sabes.
Y eso pareciera suficiente para restarte,
para convencerte a ti mismo de que pareciera no existir
alguna forma de entrega mayor, de reconocimiento mayor, de ser.
¿Qué esperas?
¿Es que acaso pretendes también saber?
Y permíteme que te explique algo:
el hecho de que crees no entender no implica que no sepas.
Tan sólo crees que no sabes.
Y eso pareciera suficiente para restarte,
para convencerte a ti mismo de que pareciera no existir
alguna forma de entrega mayor, de reconocimiento mayor, de ser.
Estarás pensando que todo esto te lo digo
para que finalmente desde ti se dé una respuesta,
que también desde alguna parte de ti
crees que algo o alguien está esperando.
Permíteme decirte también que
nada ni nadie espera, solo tú.
Y cuando te digo ‘solo tú’
también te preguntarás:
¿Qué soy yo? ¿Quién soy yo?
Y aquel que tiene resuelto
esta suerte de acertijo espiritual sabrá,
creerá que ese yo es casi una bilocación.
Que tienes cuanto antes que descifrar.
Y que en realidad solo tú esperas que eso ocurra.
para que finalmente desde ti se dé una respuesta,
que también desde alguna parte de ti
crees que algo o alguien está esperando.
Permíteme decirte también que
nada ni nadie espera, solo tú.
Y cuando te digo ‘solo tú’
también te preguntarás:
¿Qué soy yo? ¿Quién soy yo?
Y aquel que tiene resuelto
esta suerte de acertijo espiritual sabrá,
creerá que ese yo es casi una bilocación.
Que tienes cuanto antes que descifrar.
Y que en realidad solo tú esperas que eso ocurra.
Si me preguntas:
¿Cómo debo hacerlo?
¿A qué o a quién debería dirigirme?
¿Sobre cuál supuesto o realidad debo,
debes extender esa capacidad que
tienes de descifrarte valientemente?
Te diría:
Estás más que consciente.
Estás más que capacitado.
Estás más que asistido.
Y que no te hace falte entender
absolutamente nada,
porque lo único que te priva de hacerlo
sabe ya que no existe.
¿Cómo debo hacerlo?
¿A qué o a quién debería dirigirme?
¿Sobre cuál supuesto o realidad debo,
debes extender esa capacidad que
tienes de descifrarte valientemente?
Te diría:
Estás más que consciente.
Estás más que capacitado.
Estás más que asistido.
Y que no te hace falte entender
absolutamente nada,
porque lo único que te priva de hacerlo
sabe ya que no existe.
Que has estado, valientemente también, trabajando para que no exista ya.
Entonces, vale que te preguntes:
¿Qué existe? ¿En qué existo?
¿Qué debo saber que existe?
Y finalmente, ¿Qué debo creer?
Y, como siempre, de tan simple te parecerá imposible.
De tan imposible, te parecerá irreal.
De tan irreal, te parecerá inalcanzable.
Y te preguntarás: ¿Es acaso lo que se dice el Dios algo inalcanzable?
Y, como te he dicho, solo te basta verte para saber que es posible.
Tienes que decidir.
Tienes que atreverte.
Tienes que vencer el miedo al fracaso.
Tienes que romper con todo lo que sabes te ata.
Tienes que establecerte en Aquello que nada es.
Es así.
¿Ves? No hay nada que entender.
Entonces, vale que te preguntes:
¿Qué existe? ¿En qué existo?
¿Qué debo saber que existe?
Y finalmente, ¿Qué debo creer?
Y, como siempre, de tan simple te parecerá imposible.
De tan imposible, te parecerá irreal.
De tan irreal, te parecerá inalcanzable.
Y te preguntarás: ¿Es acaso lo que se dice el Dios algo inalcanzable?
Y, como te he dicho, solo te basta verte para saber que es posible.
Tienes que decidir.
Tienes que atreverte.
Tienes que vencer el miedo al fracaso.
Tienes que romper con todo lo que sabes te ata.
Tienes que establecerte en Aquello que nada es.
Es así.
¿Ves? No hay nada que entender.
Om Namaha Shivaya
Mataji Shaktiananda
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