DUYT. DIARIO URGENTE Y TARDÍO. DÍA 3.
8 de abril de 2016
Día 3
Al tercer día pregunto: ¿es imperioso o necesario usar aquella frase “querido diario”? Como si el tono confidencial y exclusivo a la página en blanco fuera el protocolo de rigor para soltar el rollo existencial de la presencia viva en este plano? ¿Es querible lo que funge de receptáculo a lo que somos? No creo que sea un ardid más, condicionado y conductual para lo que primariamente ha sido concebido como una terapia existencial. Pienso, siento, creo que lo realmente “querible, besable, amable” es ese “ser de la nada” que aquel NeOtroVAdor definió.
Hoy decidí no dormir. Ni por desvelo, ni insomnio, tampoco por intranquilidad al no conciliar el sueño, producto –quizá- de acometer o ser embestido por alguien o algo. Mis ganas de permanecer despierta de noche o de día se las consagro a otra cosa, indefinible por lo demás.
Lo que me ocurre es producto de un extensísimo día. No quiero que termine. Si hablase con alguien diría: “porque hoy…” . Elijo permanecer consciente, sin entregar, menos a las noches, lo que la mente produce desde el silencio que reserva la ciudad que habito: Cuenca de mis amores todos. Esa es mi reserva. Escribo en silencio, en vigilia, en paz. En realidad, medito.
Ya son casi las cuatro de la mañana y proceso lo que me produce la peli Interestelar. Otra vez. No es de este mundo. Tampoco lo de reuniones como las de hoy, en esta EVD, al margen de actividades públicas. El dejo que producen no se parece a nada, ni vivido antes ni después, más bien, un entrañable durante. De allí esta eléctrica condición que -para ser exacta- es más bien magnética. Echando mano a la relatividad, a la gravedad, a la dimensión, a la sospecha de nuestra “interestelarilidad”. No es el tiempo ni el espacio para negarse ni mostrarse incapaz de manejar cierta “intergalactividad” y muchos menos rechazar la “interdimensionalidad”. He roto el engaño, el instalado y el propio.
Lo compasivo de aceptar que se vive a voluntad en este mundo, es la más sublime garantía que, desde alguna parte de nosotros, sabemos lo demás. Que no está fuera de este ni de ningún otro mundo.
Hoy, como coincidencia, coloqué de salvapantalla la imagen del Hubble que retrata un agujero negro en una zona improbable, en el centro de NGC 1600. Pesa -dicen- cerca de 17 mil millones de veces lo que nuestro sol y se encuentra dentro de una galaxia elíptica. Volé del PC el campo verdesísimo de cultivo con el que coincidí con Selfless. Aquella peli en la que sin morir podemos mudar de cuerpo. ¿Qué cosa no?
Me volé y apelé al Blue Ray, esta vez, con tonos violáceos y a un viejo televisor. El contacto cedió y se dio. Mi segunda batida con Interestelar. No sé a ciencia cierta qué. Y si finalmente la ciencia podría acertar con todo esto. Me esperanzo que sí, aunque demora.
Me sigo quedando -sólo en estos temas- con lo que Silvio recitó: “no voy a hablarles de un hombre común/ haré la historia de un ser de otro mundo/ de un animal de galaxia/ es una historia que tiene que ver con el curso de la vía láctea/ es una historia enterrada/ es sobre un ser de la nada“. Suena hasta tardía la letra, pero no. Y con Interestelar… me quedo allá, es decir, aquí. Compañeros de nave: “me urge tanto”…
Diario querible… te amo.
Om Namaha Shivaya
Mataji Shaktiananda
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