logomaweb.fw

EL ENCANTO ÚNICO DEL SILENCIO

12 de Abril de 2013

Existen tantos tipos de silencio…
Este silencio en particular,
el que producimos cada vez que nos encontramos así,
inquieta a tantos.
Porque saben que hemos aprendido a sentirnos bien,
hemos aprendido a juntarnos,
a propiciar momentos que, incluso para algunos, se convierten en algo inolvidable.
¿Cuánto valoras tu propio silencio?
¿Cuánto aprendes de él?
¿Cuánto crees que enseñas con él?
Y no sé si te acordarás,
pero hablábamos la semana anterior
que algo en mi podía producirme ese silencio
ante lo que me puede producir también tu no silencio.

Y no sé tú, pero he aprendido a valorar tanto
lo que juntos hacemos.
Es como si en cierta forma
hubiésemos aprendido a escucharnos el Alma.

Y se traduce en llamados, sutiles acercamientos,
otros más abruptos, algunas veces en constancia.
En una forma recíproca,
hemos sabido bendecirnos así el uno al otro;
tratando, realmente tratando de abarcar
lo que somos aunque no sepamos aun bien qué.
Y lo valoro tanto, que a veces el juego va hasta imaginar más de lo que debo,
forzarme a intuir de qué
o desde cuándo nos conocemos,
qué magia surge aquí cuando nos encontramos
y cómo sacar fortaleza para seguir experimentando en un nuevo tiempo,
en nueva conciencia lo que sabemos.
Y te preguntarás:
¿Qué sabemos?
¿Qué sabes tú que sabes tú?
¿Y qué se yo que sé?
Y es cuando se atreve a surgir
el mayor de los silencios.
¿Qué tendríamos que decirnos que no sepamos?
Y no sé tú,
pero en verdad he aprendido
a valorar lo que el silencio es.
Y más ese propio en el que todo late
y no hay nada que decir,
en el que todo se siente
y no hay palabra que describa ni narre nada;
y en el que no existe argumento para explicar nada.
Si, tiene el silencio un encanto único.
Y cuando lo conocemos, cuando lo aceptamos, cuando lo apreciamos,
no es que tengamos que arrepentirnos
de todo lo que hemos dicho.
Al contrario, que ese silencio contenga
todo lo que has sido capaz de pronunciar alguna vez.
¿O cómo crees que nace tu propio silencio?
Porque podrías pensar que si, que nace de ahí,
de lo que sabes y de lo que no.
Los más, creen que surge de lo que no sabes.
Que no te importe.
Son tiempos en los que el bullicio aturde.
Y que tu trabajo debe ser ir decantando, ir destilando,
ir filtrando primero lo que realmente quieres oír y segundo lo que quieras decir.
Hazte una sabia revisión que contemple revisar todo lo que eres capaz de decir.
No tanto a quién, aunque hay muchos que se miden a razón del interlocutor.

Sé tu propio interlocutor.

Prepárate para saber lo que eres capaz de decirte
cuando te atrevas a romper tu silencio contigo mismo.
Ve bien, siente bien lo que quieres decirte,
lo que quieres escuchar de ti cada vez que obtengas ese valor para decirte lo propio.
Por lo pronto acéptame una palabra,
la que más digo, la que sé es la que es:
Sé.

Om Namaha Shivaya

Mataji Shaktiananda

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *