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Lago en el Cielo

11 de Enero de 2015

Una de las ópticas que me produjo este lugar es como ver «un lago en el cielo»…»Vamos despacio para encontrarnos/ el tiempo es arena en mis manos/ sé por tus marcas cuanto has dejado/ para olvidar lo que hiciste/ sentir algo que nunca sentiste»…

Por las noches, cada noche, esta breve nostalgia, indefectible por lo demás, de mi misma. De un pasado tan presentemente cercano. Mis padres, hermanos, gente del más variopinto rango dentro de mi, rayana o no, aparecen de golpe dejándome ver a través de lo que significan y tal vez de lo que significo. A veces me asaltan lágrimas, otras se me escapan sonrisas, puedo –incluso- contener alguna que otra carcajada. Se instala un súbito gozo. Ni lo identifico ni lo ignoro. Permanece. No hay escenas ni espasmódicas ni consecuentes, es como una estática sensación de extravío en medio del incansable encuentro de mi. ¿Dónde estoy si no están? ¿Dónde están si no estoy? Y es cuando entiendo más lo imperecedero del sentimiento. No se necesita nada, ni la vida, ni la muerte, ni la presencia ni la ausencia. Nada. Ni siquiera un recuerdo preciso. Nada. Sé que lo que vivo o revivo no es un remembranza, más bien es una actitud del ser, es una permanencia innata de lo que vivido está y es parte de esta irrealidad creada para lo que la realidad impoluta es. Por las noches, cada noche, el amor es y está en todo el tiempo que es. Me atrevo a escribir así porque sé que, en su mayoría, duerme. Y mañana será otro día, con su respectiva noche. Seguimos. Buenas noches.

Om Namaha Shivaya

Mataji Shaktiananda

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