UNA VERDAD PURA

9 de Noviembre de 2012

Relájate.
Me dirás: ¿es que es el tiempo de relajarme?
Y te diré, aunque no lo creas, sí.
¿O no te das cuenta de lo tensionado que está todo?
Y me preguntarás ¿qué o quién
ha generado esta tensión?. Y te diré, nosotros mismos.
Entonces es tiempo de que te sueltes un poco,
y no es que te diga que te relajes
y no hagas nada, al contrario.
Desde esa consciencia ganada,
desde esa certeza,
desde esa fe,
esa, si quieres llamarlo así, creencia
que has instalado hoy en ti.
Haz un espacio para que todo quede así.
Entonces respira, alimenta esa quietud,
esa serenidad que sólo te la da
el saber que estás haciendo lo que debes,
que estás siendo quien eres
y que también quieres más.
Pero que no te invada la ansiedad, el desespero,
más bien guárdate en todo lo que has obtenido,
en todo eso que te hace sentir bien
y sé una proyección de eso.
Se ha dado tanta información
que no hemos sabido interpretar,
hemos desarrollado hasta cierta adicción
por querer saber, incluso lo que no es
y pareciera que nada basta,
y te atreves a escuchar de aquí, de allá,
de éste, del otro y te has olvidado
que todo está en ti,
y que a veces hasta eso falsamente dices
porque no te crees.
Tienes que hacer de lo que realmente sientes,
una verdad pura.
No te sigas prestando a esas formas de comunicación
que te alejan de tu propia comunión,
si de verdad creyeras,
supieras bien que nada tienes que averiguar,
pero hemos entrado en esta disociación de nosotros mismos,
y hay quien lo sabe,
y hay quien juega a decirte lo que no es,
hay quien juega a confundirte,
hay quien juega a repetir una y otra vez
una supuesta verdad que ni siquiera es.
Y eso puede parar, puede frenarse en ti,
eres tu quien puede hacerlo,
ya te dije cómo y por qué,
tenemos que liberarnos de esta tensión,
porque es el tiempo.
Así que sosiégate, date paso,
date alcance,
date verdad.