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GURU PURNIMA

22 de Julio de 2013

Y la palabra Maestro, entendida como gurú, repercute dentro de un espacio que no la contiene, más bien que la permea, la extingue, se vacía. Es como si los tiempos de por estos tiempos y por estos lados y por muchos lados hubiesen prescindido del convenio kármico de la entrega, la que se daba por exacta y justa.

¿Maestros? Pocos. Los que se atreven a rendirse ante un propósito resonante en las letanías de este mundo arbitrario, sordo y descompuesto, en el que la leyes entraron en desuso tras el olvido, y prescribieron ante las “deformas” –jamás reformas- humanas. Pocos recuerdan las formas de llegada y muchos menos las de salida; ese retorno consentido, esperado y necesario. La conversión precisa de la fuerza material a la insustancial, la invisible, la que contiene el vacío, ese que ahora creemos no conocer y no llega ante tanta densidad y mal disposición etérica. Recompuesta, además, de metempsicosis, reencarnaciones, mutaciones, permutaciones infinitas a las que hemos sobrevivido bajo el resguardo de ¿qué o de quién?

Y los más ignorantes se vanagloriarán de sus hazañas mortales, tras la sucesión desmedida de estoicas memorias celulares que no culminan en la inmortalidad. Al contrario, se extienden en la batahola cósmica que no genera, ni por asomo, los más refinados y sutiles movimientos de ese danzar perpetuo por los confines indescifrados, en los que no se alberga más que contenidos de lo inmaterial.

¿Maestros que nos transformen? Cuando todavía para algunos no reviste ningún sentido y es visto con sospecha, temor y frustración la renuncia a lo sabido, conocido, vivenciado y viciado por los filtros de los sentidos. Más, el de la razón, acechando desde tan cerca para “alimentar negativamente la mente”, apostada como está, en el engañoso candor de la realidad más ficticia de por estos planos. En esta fútil ensoñación 3D en la que nos curtimos en vida sin jugarnos la existencia.

¿Maestro? A saber, sólo interno y propio, amordazado por nuestras pasiones y resistente a nuestros delirios, que ni míticos ni egoicos, sólo con el buen disfraz de lo genuinamente mundano para escapar de lo místico, cualidad en desventaja ante la tensión presente de quienes no aceptan las bendiciones, ni que vengan envueltas en razones de luz, sólo desde las carantoñas que la ciencia descriptiva acepta.

La oscuridad brilla entonces como neones titilantes en medio de estos espacios de utilería en los que todo es tan repulsivamente palpable y visible lo que es inestimable para el consciente a razón de su amenaza hacia el inconsciente, con el rigor latente de convertirnos en seres indeliberados, maquinales y autómatas.

¿Maestro? Y rompemos la alianza como si fuese algún que otro compromiso transitorio y moldeable a nuestra inconsistencia y resabio de dolor. Maestro es el gozo supremo, el resarcirse en vida de la muerte y de las muertes de todas estas vidas que hoy se juntan en lo que somos. Saber que no somos nada es la Verdad Maestra. Pero quien le hace entender al ego que esa inexistencia no humilla, más bien engrandece y rescinde de todo esto.

Maestro no es el dios, con minúscula, a merced no sólo de un error de tipeo, ni el cura, ni el monje, ni el libro, ni el terapeuta, ni la red. Tampoco es la sed insaciable del hombre que no es. Maestro es el Ser que nos libró de no ser. Y hasta donde sé, cada uno es potencialmente ese ser. Eso, Aquello, ÉL, eso es lo que Maestro Es. Jamás lo desconocería. Jamás lo perdería de la vista que es. Jamás.

Como siempre he dicho. Ni me llames ni me tomes como tu Maestra o Gurú si no pretendes ser eso para mí y para ti. Si en tu estamento interno este acercamiento no contempla lo que es: sólo amor, no tendría ningún sentido. No quiero, ni espero otra forma para ser, para el Ser. En realidad no quiero nada más. De allí que no sean muchos los que pueden ser capaces de acompañarme en esta propuesta. El amor no es común en estos tiempos, por estos lados. No lo es, de allí que este esfuerzo mutuo cueste tanto y lo aprecio, de verdad. Amor siempre.
Om Shiva Babaji Namah Om!!!

Om Namaha Shivaya

Mataji Shaktiananda

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