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A propósito del Día del Padre

Fragmento de Hablar Solos, de Andrés Neuman.

18 de junio de 2017

“Llegamos a Veracruz de los Aros y entonces vuelve a pasar. El cielo se nubla. Así. De golpe. Al principio creí que era casualidad. No. Para nada. He hecho un montón de pruebas. Y se cumple. Si me concentro mucho, el clima cambia. No sé bien si el poder es cosa mía o de Pedro. Pero pasar, pasa. A lo mejor por eso el camión se llama así. ¿No era San Pedro el que iba por ahí con las llaves del cielo? Me preocupaba que papá se riera de mí y todo eso. Lo conozco muy bien. Menos mal que ahora me toma muchísimo más en serio. Es lo bueno de tener diez años y compartir camión. Así que le expliqué mi descubrimiento. Y papá hizo la prueba. Y vió que era verdad. Depende del estado de ánimo. Si todo va bien, tenemos sol. Cuando empiezo a aburrirme, se nubla un poco. Si me pongo ansioso, hay viento. Si me enfado y lloro, llueve. El otro día, por ejemplo, papá se puso furioso porque asomé los brazos por la ventanilla. Me da miedo que papá me grite así. Y esa noche hubo relámpagos. Hay que tener paciencia, claro. No va a cambiar el cielo en cuanto yo lo piense. Es como dice papá: Hay que conducir mucho para moverse un poco. Pero si insisto, llega.

Igual que la hora de comer. Tecleo en el teléfono de papá:
hla ma k tal? x aki supr b! oy ems tado n mxos lgars gnials n t preoqps q pa n va rpido cn l kmion 🙂 mxos bss tq
Mamá contesta:
Mi precioso, mil gracias por el mensajito. Mamá está bien pero te echa un montón de menos. Ten cuidado cuando subas y bajes de Pedro. Hoy he ido a la piscina. Eres mi sol, besitos a papi.
Mamá no sabe usar el teléfono, me río. ¿Cómo que no?, dice papá. Si lo usa todos los días. Y lo tiene desde antes de que tú nacieras, artrópodo gruñón. Bueno, contesto, pero no sabe. Siempre manda mensajes con veinte o treinta letras de más. Así le sale más caro. Y desperdicia como cien letras. En algunas cosas, dice papá, no hace falta ahorrar. Y tú, sigo yo, tampoco sabes usarlo. Ah, caramba, disculpe, dice él, ¿por? A ver, le digo, ¿en qué parte del menú están los juegos? Eso es trampa, protesta él.
Pregúntame por algo que me interese usar. Está bien, está bien, contesto. ¿Cómo se hace una copia de tu lista de contactos? Él se queda callado. ¿Ves?, digo. Después levanto los brazos y suelto aliento como si acabase de meter un gol. ¡Artrópodo!, dice papá.
Paramos otra vez en una estación de servicio. Papá quiere que haga pis a cada rato. Como si fuera un niño de ocho años o nueve. Dice que no es bueno aguantárselo. Que conviene mear desde el principio. Y yo, como bebemos tanta coca-cola, al final algo meo. Bajamos. El sol no me deja ver bien. Papá lleva gafas oscuras. Me señala unas puertas de metal. Arrugo la nariz para mirarlas. El que llegue último al baño, grito, le limpia los cristales a Pedro. Papá sonríe y dice que no con la cabeza. Tienes miedo de que te gane, ¿eh?, pruebo. Tengo miedo de que con el esfuerzo te mees por el camino, contesta él. ¡Miedoso, miedoso!, lo acuso. ¡Oso, oso!, se burla él. No seas malo, protesto.
Y tú no seas tan competitivo, dice él. Dejo de caminar. Levanto la cabeza. Me pongo una mano sobre las cejas y le pido: Por favor, por favor, por favor. Papá se queda quieto. Suspira. Mira al frente. Se agarra la cintura. Vuelve a suspirar. Cuenta tú, dice en voz baja. Grito: ¡Uno, dos! Después lo único que escucho es el ruido de las suelas de mis zapatillas.
Toco la puerta de los baños. Yo. Primero. Al principio pienso que a lo mejor papá me ha dejado ganar. Eso siempre me da rabia. Esta vez es diferente. Porque sí ha corrido y está todo agitado. Es verdad que el año pasado papá tuvo el virus ese. Y todavía no está como antes. Él dice que sí. Yo sé que no. Pero ahora tiene menos barriga. Así que debería ser más rápido que cuando estaba gordo. No sé. Ganarle, le he ganado. Este verano está siendo
increíble. En cuanto empiece el cole voy a buscar al idiota de Martín Alonso, que siempre me gana corriendo. Salgo del baño. Papá no. Últimamente tarda bastante. Y cuando yo tardo un poco, encima se queja. Aunque claro. Con lo que le sale tampoco me extraña. Papá caga mucho y duro. Me he fijado. Por fin aparece. Tiene la cara y la camisa mojadas. Buena idea. Yo también quiero.
Autor: Andrés Neuman Galán (Buenos Aires, 28 de enero de 1977) es un narrador, poeta, traductor, bloguero y columnista hispanoargentino.
Texto completo:
http://assets.espapdf.com/b/Andres%20Neuman/Hablar%20solos%20(6191)/Hablar%20solos%20-%20Andres%20Neuman.pdf
Entrevista sobre el libro:
https://www.youtube.com/watch?v=UxBR6hznVvk

Mataji Shaktiananda

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